Camping Phare des Baleines

Situado en Saint-Clément-des-Baleines, en el extremo occidental de la isla de Ré, el faro de las Ballenas es uno de los principales faros del litoral cuyo cometido era velar por la seguridad de los marineros. Forma parte de un complejo compuesto por un parque arbolado, un museo y una antigua torre, obra de Vauban clasificada como monumento histórico. ¡Una preciosa excursión, tanto en familia como en pareja!

Para que su estancia sea un éxito, lo primero es elegir bien dónde alojarse. Se lo ponemos fácil. Su camping Sandaya tiene todo lo que necesita: una ubicación ideal en el corazón de la isla de Ré, el mar muy cerca, clubes infantiles gratuitos para sus retoños y animaciones durante el día y al caer la tarde. ¿Qué más se puede pedir? ¡Haga su reserva ahora!

Un día en el faro hará las delicias de su pequeña tropa. La mañana estará dedicada a bañarse. Los pequeños nadadores disfrutarán durante horas. También se construirán castillos de arena y se sacarán fotos en familia al pie del faro. 

Pero, ¿por qué se llama faro de las Ballenas? Por desgracia, no suelen verse los magníficos cetáceo en la región. La respuesta a esa pregunta, y a muchas otras, la encontrará en el museo del faro. Es apto para todas las edades y además le brinda la oportunidad de conocer el mundo de los fareros.

La isla de Ré puede visitarse en bicicleta, EL medio de transporte por excelencia. Móntese en su corcel de acero y láncese por una de las numerosas sendas ciclables hasta el faro. Una vez allí, con su pícnic preparado y su toalla de playa, instálese para disfrutar de unos bonitos momentos en pareja, bajo la vigilancia del gigante de piedra. 

Con sus aires de fin del mundo, la playa del faro será el escenario de sus mejores momentos compartidos a lo largo del día. Un excelente lugar para hacer un pícnic a la hora de comer, con el viento acariciando su rostro. Dedique la tarde a darse un buen baño y después a tomar intensamente el sol. El ambiente romántico alcanzará su punto álgido al caer la tarde, durante la puesta de sol, cuando arden el cielo... ¡y los corazones!